En clase estudiamos los antecedentes del cinematógrafo, empezando por el teatro de sombras que fue el primer momento donde se pudo ver la imagen en movimiento, trayendo consigo una experiencia que dio la pauta para seguir explorando y experimentando con otros materiales. Fue el caso de la cámara obscura, la cámara lúcida así como muchos otros aparatos que estaban proponiendo una nueva forma de captar la imagen.
La cámara obscura y la cámara lúcida pueden asemejarse sin embargo cada una cuenta con ciertas características que al final las definen. Lo primero que podemos notar es la utilización del espacio, como sus nombres lo indican, la obscura necesita aislarse de todo contacto con la luz para que pueda generarse la proyección, mientras que la lúcida puede efectuarse sin importar la iluminación.
La forma de comunicarse con estos aparatos también es distinta entre ambas, la manera en como su aplicación se relacionaba con el entorno de aquel tiempo. Con la cámara obscura se trataba de jugar con la imaginación, alimentarla y generar nuevas nociones, no obstante la experiencia era muy parecida a cómo la gente podía percibir el mundo, al final la obscura solo repetía lo visible, mientras que la lúcida permitía un juego de distancias, proporciones y justo brindaba un contacto más directo con el ya mencionado entorno.
El siglo pasado fue el campo de pruebas ya que los artistas tuvieron la oportunidad de ver el mundo tal como lo percibían pero ahora con un nuevo medio, una extremidad que generaba un panorama más rico e inmenso. Ambos aparatos fueron un punto de partida para la experimentación y nuevos enfoques en la imagen, tratamientos que hoy en día seguimos estudiando y aplicando.
La cámara obscura y la cámara lúcida pueden asemejarse sin embargo cada una cuenta con ciertas características que al final las definen. Lo primero que podemos notar es la utilización del espacio, como sus nombres lo indican, la obscura necesita aislarse de todo contacto con la luz para que pueda generarse la proyección, mientras que la lúcida puede efectuarse sin importar la iluminación.
La forma de comunicarse con estos aparatos también es distinta entre ambas, la manera en como su aplicación se relacionaba con el entorno de aquel tiempo. Con la cámara obscura se trataba de jugar con la imaginación, alimentarla y generar nuevas nociones, no obstante la experiencia era muy parecida a cómo la gente podía percibir el mundo, al final la obscura solo repetía lo visible, mientras que la lúcida permitía un juego de distancias, proporciones y justo brindaba un contacto más directo con el ya mencionado entorno.
El siglo pasado fue el campo de pruebas ya que los artistas tuvieron la oportunidad de ver el mundo tal como lo percibían pero ahora con un nuevo medio, una extremidad que generaba un panorama más rico e inmenso. Ambos aparatos fueron un punto de partida para la experimentación y nuevos enfoques en la imagen, tratamientos que hoy en día seguimos estudiando y aplicando.
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