Cuando se toma una fotografía nos encontramos con muchos factores, capturar un pedazo de la realidad visible o como tal generar una nueva imagen que sólo la cámara nos podrá brindar.
¿En qué momento surgen todas las distinciones de valor, siendo que cualquiera puede tomar una foto? Walt Whitman no creía en estas intenciones y acreditaba a la experiencia, la decisión de tomar toda la realidad y sus posibilidades, buscar la diversidad dentro de una realidad estadounidense.
Idealizar una imagen pudiendo diferenciar la belleza de la fealdad hasta la fecha sigue siendo un tanto ambiguo, porque asignar estos valores puede ser una decisión meramente personal.
Diane Arbus fue quien pudo encontrar belleza en seres que no cabían en la concepción de humanidad, en el decoro fotográfico, lo que podía ser aprobado. Siendo la cámara un instrumento que puede obtener un acercamiento a la esencia de lo vivo, para muchos fue de completo desagrado saber que estos personajes no gratos proyectaban mediante su mirada el mismo calor que cualquier ser produce, no obstante la desigualdad corporal generaba un instantáneo rechazo.
¿Qué pasa con ese mundo ajeno? ¿No genera mayor curiosidad? La fotografía hace posible la interacción con los humanos que no son bienvenidos a la realidad construida para el americano perfecto.
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